sábado, 18 de febrero de 2012

TEMPLO DE LA ASCENSIÓN

Jerarca
Maestro Ascendido Serapis Bey.

Serapis Bey es el Chohán del Cuarto Rayo, el cual conforma el puente entre los Ámbitos Internos del Reino de Dios y la mente consciente y operante de la humanidad. Su esfera interna de actividad es la Cuarta Esfera, la cual representa el punto de contacto entre el hombre y su Cristo Interno. Es en este ámbito que habitan los Seres Superiores de la gran mayoría de los seres humanos, a la espera del desarrollo de la personalidad hasta el punto en que se pueda efectuar una unión consciente. Serapis Bey ha sido delegado para crear y sostener un puente de conciencia que una estos seres internos con las personalidades de la raza humana. De allí que se le conozca como el "constructor celestial de puentes".

Recordemos que el amado Serapis Bey, al igual que otros de la Jerarquía Espiritual, voluntariamente renunciaron al Nirvana a fin de que pudiera sostenerse en la Tierra la Llama de la Ascensión, la cual constituye el camino de vuelta a Casa para todos aquellos que temporalmente se han hundido por debajo del nivel de la armonía personal y paz sostenida.


Ubicación
Luxor, Egipto.





Historia del Retiro
Cuando la humanidad permitió que su conciencia fuera impregnada con sombras y perdió el control de sus mundos mental y emocional, algunos pocos se dieron cuenta de que era menester encontrar y sostener un camino de vuelta a la Perfección. Mientras que las masas disfrutaban de la "búsqueda de la felicidad", estos pocos continuaron atrayendo vida primigenia, calificándola con adoración a Dios y a Sus mensajeros celestiales y enviando conscientemente esta alabanza, adoración y acción de gracias a Ellos. Esta corriente ascendente de Amor es un virtual torrente de poder, y eleva las energías de quienes han escogido tomar ventaja de conectarse con la Llama de la Ascensión, con el propósito de elevar la actividad vibratoria de sus propios cuerpos interiores y físicos.

Cuando la isla de Poseidonis fue destinada para hundirse bajo las olas de lo que actualmente es el Océano Atlántico, a ciertos sacerdotes y sacerdotisas (no ascendidos en aquel entonces) se les permitió el privilegio de utilizar el vehículo de sus propios corazones y las energías de sus propias corrientes de vida para sostener las Llamas de las Virtudes que, a lo largo de muchas eras, habían sido atraídas a la atmósfera de la Tierra. Serapis Bey, siendo uno de tales sacerdotes, recibió la oportunidad y obligación de transferir a la tierra de Egipto la corriente de energía ascendente (Llama de la Ascensión), dentro de la cual estaban entretejidas todas las oraciones, Aplicaciones, servicios espirituales y sentimientos ascensionales propiamente dichos de cada corriente de vida que la había utilizado hasta ese momento.

Él y Su Hermandad navegaron hasta un sitio a casi ochocientos kilómetros Nilo arriba, y establecieron la Llama de la Ascensión en Luxor (Egipto). 

El amado Serapis Bey (en aquel entonces no ascendido) pidió permiso a la Ley Cósmica para reencarnar muchas veces en Egipto con el propósito de servir a esta Llama de la Ascensión; y, junto con sus seguidores particularmente dedicados, finalmente construyó un templo glorioso alrededor de dicha Llama. Con el pasar de los siglos, Egipto entró en su "edad oscura" y el Templo de la Hermandad Blanca fue gradualmente camuflado para propósitos de protección, construyendo la Hermandad cámaras subterráneas en las cuales efectuar sus ritos sagrados. Actualmente solo queda un edificio, el cual es la entrada al Templo de la Ascensión y a la presencia de su poderoso Jerarca, Serapis Bey.


Servicio/actividad del Retiro
El Retiro de Luxor es conocido como el Templo de la Luz Dorada - "Lux" significando luz y "or" significando oro. Este Retiro es de una naturaleza de lo más estricta e inflexible, y su servicio específico es el de desarrollar la naturaleza del hombre hasta el punto en que la ascensión del cuerpo físico es posible. El servicio de la Hermandad de Luxor consiste en atraer la luz dorada a través de la corriente de vida del iniciado que avanza, hasta que la expansión de la Luz desde adentro supera el tirón magnético de la Tierra, y atrae la sustancia que queda en la Tierra a la Presencia Ascendida.

Al tiempo que el Retiro de Luxor comienza su servicio, Ellos establecen un túnel directo de llama viviente al mundo de los estudiantes, sobre el cual fluirán Sus conciencias, radiación y comprensión de la Luz, Su presencia dentro de nosotros, y Su radiación en expansión que lo eleva todo a la plenitud de sí mismo. El esfuerzo estará en desasociarnos de la personalidad y reconectarnos en conciencia con la Divinidad de la cual nosotros mismos nos hemos amputado. 

Las disciplinas de Luxor están diseñadas para volver la conciencia, la atención, mundo emocional y personalidad hacia adentro, hasta que desde el centro-corazón del Ser se proyecte conscientemente y a voluntad todo lo que se requiera para adelantar esa parte del Plan Divino que el individuo encuentra a mano para exteriorizar. También busca que los iniciados se auto-identifiquen con la VIDA DE DIOS en todo lo que vive, y se auto-saquen de una existencia separada e independiente como un ser aparte del Todo.

Luxor provee la oportunidad para el desarrollo de la naturaleza espiritual, pero que no hay más maestro que la propia Llama de Vida del individuo. Hay grandes bibliotecas que rebosan con inapreciables tomos, pero no hay nadie que señale un curso de lectura; el único guía es la inspiración e intuición del corazón. 

En Luxor, al igual que en todos los demás Retiros de Maestro Ascendido, el chela sirve a la Tierra y sus evoluciones acompañantes al mismo tiempo que aprende la Auto-maestría. De esta manera, se evita la "glotonería" espiritual, y la práctica propiamente dicha de las Leyes así aprendidas le da a los chelas una mayor confianza en el uso de dichas Leyes, lo cual los ayudará en un servicio futuro. Dicen los Maestros "¡la recompensa por servicio es siempre más servicio!".

Durante todo el tiempo que el neófito está en el Templo de la Ascensión, se le dan ciertas disciplinas y estudios, y éste va pasando de templo en templo (siete en total) o escoge regresar al mundo de la forma. Tal cual lo indica el amado Serapis Bey, encarnación tras encarnación Él ve las mismas caras conocidas, y a menudo sonríe para Sus adentros ante el progreso que dicha personalidad realizará. En Luxor no hay tiempo para "jugar" con la Ley Espiritual. Es una disciplina sostenida y constante hasta que el neófito se gradúa y es Libre en Dios.

Descripción de los Siete Templos de Luxor, por el Maestro Serapis Bey

Le hacemos llegar la notificación correspondiente a quienes están listos para entrar al Templo Uno. Al entrar al Templo Uno, ellos renuncian a sus nombres, posiciones, títulos, en fin, la sustancia de este mundo. Se convierten meramente en un hermano o hermana, se ponen sencillas vestiduras de lino, y se elevan o caen por su propia Luz. Se les da un "nombre interno" y permanecen en ese templo hasta que hayan hecho la RENDICIÓN A DIOS, e igualmente estén dispuestos a realizar su razón de ser. 

Al hacer la rendición a Dios, los chelas están dispuestos - sean cuales pudieren ser las dificultades encontradas - a trabajar sobre sí mismos. Si necesitan resistencia física, se les dan ciertas rutinas, ciertas danzas, ciertos ejercicios de respiración, y se aumenta la fortaleza y vitalidad del cuerpo. Si lo que necesitan es purificación etérica, se ofrecen disciplinas para desarrollar estas. Si lo que necesitan es concentración, se trabaja en ello. Si necesitan tranquilidad emocional y balance, también se ofrecen disciplinas para desarrollar estas. Cada uno es su propio gurú, lo cual constituye la parte más difícil de los Templos de Luxor.

Aquellos que lo logran, que están dispuestos a convertirse en seres sin nombre, que están dispuestos a ponerse las burdas vestiduras de lino y las sandalias, entonces están listos para el segundo templo.

En el Templo Dos, todos están felices. Es el templo del amado Kuthumi y los educadores. Se ha estudiado el bien en el Cuerpo Causal, y allí está la acción de la Ley que tan familiar le resulta a muchos de ustedes. Cuando reciben más ayuda de la que se merecen por mérito, es menester que den un balance mediante el servicio, para balancear la cuenta del Libro de Vida. Así, desde el Cuerpo Causal y desde el corazón, el chela determina dónde está su más grande servicio posible para la comunidad y la humanidad. Decide convertirse en un gran cantante o un gran artista, un inventor o un maestro, y así sucesivamente.

Se le asigna entonces a un templo donde puede desarrollar una capacidad cada vez mayor, de acuerdo a la disciplina o campo de acción que haya escogido, y dedica muchas horas al día al servicio impersonal. El Maestro y el grupo de chelas en conjunto, utilizando el conocimiento que han recibido, dirigen ese conocimiento dentro de los mundos mental y emocional de la humanidad, donde es captado en los canales externos del servicio mundial, por la conciencia sensible de las personas que tienen intenciones constructivas.

Luego viene el Templo Tres. Es en el Templo Tres que casi todos nuestros amigos se van. Es el templo en el que se les requiere que vivan con seis otras corrientes de vida, quienes tienen en sí la particular naturaleza, características y cualidades en general que les produce irritación (para aprender tolerancia). Les toca vivir y orar con ellos. Tienen que vivir y aprender la Ley que Saint Germain les dio no hace mucho - que las personas resisten a personas, lugares, condiciones y cosas porque de hecho no han logrado la Maestría sobre ellas. Aquí, los fuegos de la rebelión y el resentimiento, así como las múltiples y diversas auto-justificaciones, hacen arder el alma hasta convertirla en cenizas.

Después de haberse auto-ajustado a estos seis individuos, se les muda a otro grupo con otros seis, a menos, por supuesto, que ustedes estén entre los POCOS que no necesitan de esto; y se ha dado el caso de algunos que no podían ser movidos por la radiación externa. Quienes pasan desde el Templo Tres a la Maestría, se presentan a Mí por primera vez desde que entraron a Mi Retiro. ¡Muchos, pero muchos han partido por la puerta abierta!

En el Cuarto Templo viene la experiencia maravillosa que algunos de ustedes han tenido por un instante - la unificación con el Cristo. Es una iniciación de la cual Yo mismo soy el Maestro presidente. Aquellos que han aprendido a vivir con sus prójimos, se han ganado entonces el derecho de vivir con Dios... ¡y de ver la "Presencia" cara a cara! Aquí, se rasga el velo. Se revela el Santo Ser Crístico, y se establece el anclaje del cual ustedes gozarán.

Aquellos de ustedes que pasan por esa experiencia, llegan al Templo de la Consagración. Esta es otra experiencia feliz, y los que aquí se encuentran no conocen nada de naturaleza discordante. Se quitan las vestiduras de lino, las sandalias, y son conscientemente investidos bajo la radiación de Hilarión, con las vestiduras del sacerdote, las joyas de autoridad, los cetros de poder, las palabras secretas de Invocación. Tiene lugar una ceremonia exquisita, en la que cada uno sube los escalones del templo y preside, por primera vez, en sacar el Fuego Sagrado visible directamente desde Lo Universal, en cualquiera de los Siete Templos, de acuerdo con el Rayo al cual pertenece esa corriente de vida.

Muchos permanecen aquí y no avanzan más. Quienes escogen entrar al Templo Seis, vuelven a pasar una vez más por una tremenda renuncia. Son los misioneros bajo el Arcángel Uriel y el Amado Jesús. Se guardan las bellas vestiduras, los terciopelos y las sedas. Se cambian las joyas de poder y las coronas de sus cabezas por el platillo de limosna y la vestidura de mendigo. El chela hace un voto de silencio, y se va de Luxor para realizar un servicio específico de beneficio mundial, a punta de radiación.

En el Séptimo Templo se encuentran los pocos que regresan, y esos pocos son los "candidatos a la Ascensión" y quienes, mediante la radiación, se convierten en fuentes de alimentación y misericordia para la esfera de la Tierra hasta que llegue la hora de su Victoria total.


Llama sostenida en el Retiro
Llama de la Ascensión, color blanco cristal.


Hermandad
Hermandad de la Ascensión.

El Templo de la Ascensión del amado Serapis Bey está dedicado y consagrado a proveer una corriente ascendente de energía sobre la cual cualquier individuo (ángel encarnado, humano o elemental), una vez que esté lo suficientemente purificado, puede regresar al Ámbito de Perfección y convertirse en un Ser Ascendido.

Esta corriente ascendente está compuesta de energía propiamente dicha, enfocada a través de las mentes, sentimientos y cuerpos de los Hermanos y Hermanas del Templo de la Ascensión, en adoración, en oración y en devoción a Dios. De esta manera, cada miembro amplía el río de energía ascendente mediante su propia participación personal y colectiva en tales servicios.

Debido a la acumulación masiva de energía calificada discordantemente que llena la atmósfera de la Tierra, ningún ser no-ascendido puede lograr la ascensión por su cuenta. En el momento en que el individuo finalmente ha completado su servicio a la vida en este plano terrenal, algún miembro de esta Hermandad lo asiste para elevarse sobre la marea cósmica de la Llama de la Ascensión, a su estado correspondiente en el reino de Dios.

Los Ángeles y Seres Seráficos del Templo de la Ascensión acopian toda la alabanza, toda la adoración, todos los cantos, devociones y bendiciones enviadas hacia arriba por individuos en culto congregacional o Aplicaciones individuales, y estas corrientes son cuidadosamente entretejidas en esta cada vez más ancha corriente espiritual de energía.

Por lo tanto, todas nuestras oraciones e invocaciones ya son parte de la Llama de la Ascensión, custodiadas y sostenidas por la Hermandad de Luxor.


Cómo cooperar
Quizás el amado Serapis Bey y la Hermandad de la Llama de la Ascensión en Luxor, Egipto, no son tan bien conocidos a la gente de la Tierra como deberían serlo, pero están más que dispuestos a que todos los conozcan y los invoquen pidiendo la asistencia que únicamente Ellos pueden dar. Ellos se han CONVERTIDO en la realidad y poder de esta Llama mediante el servicio a Ella a lo largo de los siglos, y la aceptación y absorción de su radiación por cualquier persona que les dé atención diaria, será toda la prueba que se pueda necesitar para experimentar la mayor liberación de una conciencia que asciende fuera de las sombras y angustias de este mundo.

Cuando un hombre, de por sí, desea conocer la razón para su propio ser, y desea cooperar con la Voluntad de Dios, llega en conciencia al umbral del Templo de la Ascensión. Para graduarse del plano terrenal y auto-liberarse de la rueda de nacimiento y muerte, el individuo primero tiene que decidirse internamente a completar su servicio individual a la vida, purificar las energías que ha utilizado tan pródigamente a lo largo de aeones de vivir, y auto-prepararse para ser un ser despierto y auto-consciente en un ámbito donde no existe ninguna discordia, inarmonía, imperfección ni limitación. De esta manera, debe tornarse INCAPAZ DE GENERAR DISCORIDA a través de su propia conciencia - su ser de pensamiento y sentimiento. 

La presencia del cuerpo físico en cierto lugar no es necesaria para la aceptación del individuo en un papel de solicitante de maestría. El motivo en el corazón del aspirante determina dicha aceptación. Muchos son los candidatos a la Ascensión que viven vidas mundanas en el mundo de la forma, pero cuyas almas están siendo purificadas, fortalecidas, probadas y tratadas por esta Hermandad mística justo allí donde se encuentran. Ya que el "glamour" del Retiro no es aparente en el diario vivir, muchos individuos de valía - quienes han solicitado las disciplinas, purificación y asistencia de la Hermandad de la Ascensión - no están conscientes de que las mismísimas experiencias de la vida están siendo conscientemente provistas por esta Hermandad, y de que el ascenso está teniendo lugar de acuerdo al control y maestría de estas condiciones que a menudo desalientan al ser externo.

¡La ascensión de los pensamientos, sentimientos, acciones y palabras habladas del estudiante no es trabajo para un momento! Constituye la aplicación constante y a cada hora para elevarse a la conciencia espiritual de la gracia escuchante, de la armonía, del balance, la pureza, la paz, el suministro siempre sostenido, la salud perfecta e iluminación cada vez mayor del alma, hasta que el ser espiritual se manifiesta a través de toda avenida y actividad de la experiencia de vida.

Se les solicita a quienes puedan estar interesados en visitar el Templo de la Ascensión en Luxor, que traigan consigo de vuelta a sus mundos individuales, hogares, auras y conciencias esa energía elevadora, boyante y jubilosa que es la Actividad de la Llama de la Ascensión.

A medida que la pura llama blanca pasa a través de la sustancia de los cuerpos de los estudiantes (físico, etérico, emocional y mental), acelera la acción vibratoria de los átomos, cada electrón moviéndose más rápidamente alrededor de su propio eje central. Esto causa el descarte de la sustancia impura, discordante y pesadamente cargada alrededor de los electrones, y acelera el ritmo de los vehículos. Estos vehículos se tornan más sensibles a las vibraciones sutiles de las Esferas Superiores, y la conciencia de todos los instrumentos se sintoniza más con la Verdad; el tirón de gravedad es disminuido, y los apetitos y pasiones de los vehículos físico e internos son transmutados. Es una actividad práctica y mecánica de purificación.

Cuando la Llama de la Ascensión actúa de esta manera, el individuo - a través de sus propias energías purificadas - se convierte en conductor de la actividad elevadora de la Llama de la Ascensión en su propio ambiente, hogar, familia, negocios y asuntos.


Descripción del Retiro 
Viajando plácidamente río arriba por el Nilo, a casi ochocientos kilómetros de distancia de nuestro punto de embarque en el Cairo, se divisan los gloriosos Templos de Luxor, los cuales se destacan en las arenas del desierto. A una distancia caminable del pantano, pasando por un tablado improvisado sobre el cual nos desplazamos al dejar la relativa seguridad de nuestro bajel, entramos a las grandes avenidas de pilares que se extienden alrededor de la base de los grandes templos construidos por Ramsés II, los cuales han perdurado hasta el presente. Los templos parecen palpitar no sólo con los registros akáshicos de invocaciones espirituales y empeños de los Iluminados de las edades, sino con un estímulo muy presente, poderoso, potente y activo para la elevación del alma y espíritu.

Procediendo hacia adelante, llegamos a un gran edificio de piedra blanca, construido como un cuadrado perfecto, que parece estar en buen estado y actualmente habitado. Está rodeado por un muro muy alto, las cuatro esquinas del cual terminan en torres inmensas. La entrada es a través de puertas masivas, las cuales se abren a un gran patio, vistazos del cual podemos percibir a través de un intrincado enrejillado.

Nuestro guía llama al portero tirando de un cordel que cuelga al lado de la puerta. Escuchamos el sonido de una campana melodiosa, y nuestro llamado es inmediatamente respondido al abrirse las puertas hacia adentro, permitiéndonos pasar a un verdadero paraíso de belleza. El contraste entre el árido desierto que yace a dos metros del muro externo y este jardín verde y exuberante con sus fuentes musicales, sus flores de diversos colores, y el brillante plumaje de los pájaros, nos hacen enmudecer de tanta admiración y deleite.

Al fondo del patio vemos el famoso santuario de Luxor, conocido por todo el mundo espiritual como el anfitrión de esos hijos del hombre que están a punto de terminar su peregrinaje terrenal, y de quienes desean acelerar el desarrollo de las calificaciones necesarias para pasar conscientemente al próximo ámbito de vida consciente, a través de lo que se denomina "la Ascensión".

Al entrar al santuario desde el jardín, a cada uno se nos conduce a un cubículo separado, el cual habrá de ser nuestro sagrario privado durante nuestra estadía, el contenido sencillo del cual consiste de una bacinilla, una pequeña mesa recta sobre la cual hay una botella llena de agua fresca y burbujeante, una silla individual y en el piso algo que parece ser una alfombra oriental de oración. En la habitación no hay libros, no hay cuadros y sólo hay una pequeña ventana arriba en la pared, de manera que se le requiere a la persona pararse sobre la silla para ver las posibles actividades en el patio externo.

En tan angosto compás, el aspirante se ve forzado a encararse a sí mismo sin ninguna utilería, sin estímulos mentales, sin nada fuera de su propio guía espiritual o mentor, quien vive hondo, hondo, hondo, hondo dentro del corazón. No hemos siquiera comenzado a pensar en nuestra intransigente soledad cuando somos convocados a comparecer ante el Jerarca - aquel cuyo nombre ha entrañado disciplina para la humanidad durante centurias.

Seguimos a nuestro guía hasta la biblioteca, y al abrirse la puerta, lo vemos sentado derecho, impersonal y adusto detrás de su gran escritorio. Nuestro mensajero se ausenta, y quedamos solos de pie frente al Jerarca. "¿Por qué hemos venido?" nos preguntamos "¡Oh, si tan sólo pudiéramos escapar!". Él nos mira, y sus ojos penetrantes escudriñan profundamente dentro de nuestros corazones. Sentimos como que nuestros pensamientos y sentimientos son sacados a patadas y empujones de nuestros cuerpos internos hasta que se yerguen exteriorizados en el recinto - no sólo nuestros sentimientos actuales de trepidación, sino que todas las incontables, desordenadas y embrolladas reacciones a experiencias a lo largo de nuestra vida están allí presentes y visibles como nuestros acusadores silentes.

Por más que tratamos, no podemos suprimirlas ni impedirles que salgan volando, cual habitantes de la caja de Pandora, por todo el salón, llenando el santuario sagrado con nuestras iniquidades personales. Finalmente, todo es descubierto y allí permanecemos revelados en nuestra naturaleza humana, esperando ser despedidos al instante. Entonces, oh, entonces el indescriptible alivio y júbilo - el gran Maestro sonríe.

Al instante todas nuestras creaciones desaparecen, y si bien estamos incómodamente conscientes de que todo ha sido reintegrado de vuelta a nuestra propia naturaleza humana indisciplinada, al menos ya no está ante nuestros ojos y los de nuestro gran anfitrión. A lo interno, tomamos la decisión de concentrarnos en su aniquilación. De esto estamos seguros, no sea que nos veamos forzados de nuevo a comparecer develados ante la presencia de la Pureza, y encontrarnos indignos. ¡Es así como el voto número uno es voluntariamente tomado!


Diario de “El Puente a la Libertad”, Serapis Bey.

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